Poemas de Susy Leoz, Monte Grande.
TIEMPOS QUE SE FUERON
Calles de tierra, árboles a pleno,
ranchitos de adobe, coplas al viento.
Pelota de trapo, niños traviesos,
alpargatas rotas, perros y huesos,
fogatas y cuentos, asados a tiempo,
un trote a caballo. La escuela, el regreso.
Abuelos y padres, todos a la mesa.
Limpias las manos. Gata traviesa
se lleva entre los dientes un trozo de queso.
--¡Qué tiempos aquellos! Escuchando consejos.
Los sabios abuelos nos daban su tiempo.
Escuchábamos todos con mucho respeto
decir al abuelo: Hoy sembramos el huerto.
Entremos la leña que viene el invierno,
mientras la abuela teje que te teje para los nietos,
contando leyendas de vivos y muertos.
--¡Qué miedo! Se estremecen nuestros huesos
y eso era bueno para nuestros juegos.
En los carnavales de vecinos pueblos
corrían con ventaja aquellos disfraces
que nos hacían nuestros familiares
con blancas mortajas, velas encendidas,
premios al coraje de niñas aguerridas
vestidas de guerreras indias argentinas.
Tiempos de abuelos eran aquellos
que recordamos los que hoy somos ya abuelos.
Nuestros nietos no tienen tiempo para consejos.
Son ellos los que nos aconsejan en tiempos
y lugares de nuestros lejanos pueblos.
Acá en este puntito… Abuela, lo ves?
Si, lo veo. Ahí nací yo. ¡Qué bueno! Y qué lejos…
Son otros tiempos. Mejor sigo tejiendo.
¡LA CASINA AQUELLA!
Qué ratos más güenos pasamos en ella.
Recuerdos ya viejos de tiempos mejores.
Allá de rapaces, que tou eran flores
¡con cuánta alegría a primera hora
dívamos co’l vieju pa’ Nuestra Siñora!
¡Cuántu nos prestaba pasar el puentín
que había ‘n el ríu xunta aquel molin!
Nunca se mi olvida aquella emoción
que sentíamos todos al ver’l Torrión.
El praín más guapu qu’había ‘n el llugar,
con tantes manzanes, y aquella figar…
Ellí onde los moros en tiempo pasau
dicen que dexaron el oru enterrau.
Y aquella pidiera que v’ a la fuentina.
Y aquel traveseu con so cabañina.
Tan grande y tan gruapu padir a llindar.
Onde tantes veces fuimos a xugar…
Y el Horrín ripletu de nueces y ablanes,
De riques perines y aquelles manzanes
Y la sobremesa con tanta juerguita
y Pa, escanciando d’aquella sidrita.
El bombu y la gaita tocando y tocando
y los rapacines bailando y bailando.
Recuerdos muy viejos de tiempos mejores.
En aquellos años que tan eran flores.
En aquella casina… arriba en’l Torre.
A MI BANDERA
Hoy mis ojos se nublan
cuando veo mi bandera
desfilando por las calles
allá en mi lejana tierra.
Es que mi bandera es linda
y no la lleva cualquiera.
En la escuela de mi patria
yo le canté a mi bandera,
con orgullo la miraba,
igual que si una madre fuera.
Hoy se me nublan los ojos
de verla solo de afuera,
aunque mis hijos y nietos
la conocen y respetan
mi bandera es sólo mía,
en esta lejana tierra.
Y ahora que soy abuela
y esta escuela no es mi escuela
pienso cuando veo flamear
en mástil, una bandera:
que no es mi bandera:
y a mis hijos y mis nietos y les digo:
¡Qué linda es vuestra bandera!
Que nadie os aleje de ella.
Me es muy triste y doloroso
Contemplar la mía desde afuera.
Esa que de sangre y sol está hecha.
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