Así me vio en un rápido boceto a principios de la década del 50 el pintor argentino Nicolás Dracatos, hijo de griegos cuyo sueño dorado era viajar a la gloriosa tierra de sus padres, y felizmente a su debido momento se pudo dar el gusto de conocer la milenaria Atenas con sus innumerables restos de sus obras arquitectónicas y esculturas.
Así me vio en un rápido boceto a principios de la década del 50 el pintor argentino Nicolás Dracatos, hijo de griegos cuyo sueño dorado era viajar a la gloriosa tierra de sus padres, y felizmente a su debido momento se pudo dar el gusto de conocer la milenaria Atenas con sus innumerables restos de sus obras arquitectónicas y esculturas.
ResponderEliminar